La toxicidad (nocividad) de una sustancia, aunque importante, no es el único elemento que puede utilizarse para definir y determinar la existencia de un riesgo a la salud asociada a una situación laboral específica.
Los factores más importantes que deben ser tomados en consideración para estimar la existencia real y la magnitud del riesgo, son los siguientes:
- Propiedades físicas y químicas específicas de la sustancia nociva.
- Capacidad y probabilidad de que la sustancia pueda producir una respuesta tóxica.
- Capacidad de otras sustancias presentes en el aire de interactuar con ella.
- Condiciones de uso de la sustancia.
- Influencia de las condiciones ambientales microclimáticas y tecnológicas.
La magnitud del riesgo de exposición riesgo depende concretamente del agente químico específico y de la situación específica de exposición y de los sujetos expuestos, señala Enrique José Ibarra Fernández de la Vega, profesor de Departamento de Riesgos Químicos del Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores de Cuba.
Las vías de acceso al organismo humano de las sustancias nocivas son diversas, pero las más importantes atendiendo a los intereses de la Higiene del Trabajo, son la respiratoria, la cutánea y la digestiva.
La inhalatoria es la vía fundamental desde el punto de vista higiénico ambiental por razones múltiples, sintetizadas de la forma siguiente:
- Por el estado físico de los agentes químicos más comunes dispersos en el aire del ambiente laboral.
- Por el contacto permanente que mantiene el sistema respiratorio con el ambiente exterior, realizando su función vital: la respiración.
- Por la extensa área de contacto que representa el aparato respiratorio en su conjunto y específicamente donde se produce el proceso de respiración, es decir, el intercambio de gases entre el torrente sanguíneo y el medio externo.
- Por su permeabilidad y riqueza en vascularización, lo que permite generalmente una rápida y eficiente absorción.
- Por la factibilidad de que el contaminante alcance centros vitales del organismo sin pasar obligatoriamente por el sistema hepático.
El tejido cutáneo, por su parte, incluye, además de la piel, el conjunto de membranas mucosas y semimucosas tales como los labios, conjuntiva, canal auditivo externo, mucosa gingival y bucal, etc. La piel, en particular, es una superficie de contacto permeable a un gran Salud ocupacional número de sustancias químicas, especialmente aquellas que tienen acentuado carácter hidro o liposoluble y que logran difundir al interior del organismo a través de los folículos pilosebáseos.
Las sustancias nocivas también pueden penetrar a través del tubo digestivo, pero en la generalidad de los casos los coeficientes de absorción correspondientes son mucho menores que en los pulmones o la piel. Además, esta vía de entrada es poco frecuente en el medio laboral y solo merece importancia realmente cuando no se observan adecuadamente los hábitos higiénicos elementales en el trabajo diario, como por ejemplo, al ingerir alimentos o fumar en las áreas contaminadas.
Al penetrar las sustancias nocivas al organismo humano, por lo general, atraviesan las membranas biológicas y alcanzan el torrente sanguíneo (proceso de absorción), distribuyéndose a través de él (proceso de distribución) a los sitios donde van a depositarse (acumulación) o ejercer sus acciones específicas.
Los sitios de acción pueden ser muy variados, así como las transformaciones que pueden ocurrir en ellos (procesos metabólicos) y las alteraciones producidas en los órganos o sistemas (efectos).
La absorción de las sustancias nocivas en el organismo depende fundamentalmente de los factores siguientes:
- Factores inherentes a la sustancia tóxica: solubilidad (lipo o hidrosolubilidad) en los fluidos biológicos; grado de ionización; y tamaño y forma de la molécula.
- Factores relacionados con la membrana biológica: la membrana celular tiene naturaleza lipídica y contiene grandes cantidades de fosfolípidos, colesterol y lípidos neutros asociados con proteínas. De esta forma, los compuestos liposolubles prácticamente se disuelven en la membrana, atravesándola con facilidad.
Por otro lado, los contaminantes ambientales que logran ser absorbidos son arrastrados por el torrente sanguíneo y distribuidos por el organismo. El transporte a través de las membranas celulares en los diferentes órganos y tejidos se produce, para la mayor parte de las sustancias, por simple difusión, dependiendo este mecanismo del gradiente de concentración del agente químico y de su liposolubilidad.El transporte también puede efectuarse mediante filtración a través de poros existentes en las membranas, que permiten el paso del agua y aquellos solutos disueltos cuyas moléculas sean lo suficientemente pequeñas como para ser transportadas por este mecanismo. En determinados casos, algunas moléculas relativamente grandes logran atravesar las membranas celulares, aun cuando no sean liposolubles o estén ionizadas, pero en estos casos el mecanismo es diferente.
La distribución de los agentes tóxicos por el organismo está condicionada por factores múltiples, siendo los más importantes los siguientes:
- Solubilidad de la sustancia (hidrosolubilidad y liposolubilidad).
- Grado de ionización.
- Afinidad química de la sustancia con las moléculas orgánicas.
- Grado de vascularización de las diferentes áreas del organismo.
- Composición acuosa y lipídica de los órganos y tejidos.
- Capacidad de biotransformación del organismo.
- Estado orgánico (existencia o ausencia de lesiones).
La distribución de las sustancias tóxicas se realiza básicamente hacia tres tipos de compartimientos primarios: plasmático, intersticial e intracelular. La acumulación se produce o bien en el propio sitio de acción o en otros sitios específicos (huesos, tejido graso, etc.), o los agentes son transportados directamente a órganos capaces de biotransformarlos y eliminarlos.
En términos generales, señala el profesor Enrique Ibarra Fernández, es muy importante dejar bien puntualizadas finalmente las diferencias entre los conceptos teóricos y prácticos de toxicidad, exposición y riesgo, por cuanto, como todos sabemos o debemos saber, en la actividad higiénico preventiva en Salud de los Trabajadores el propósito fundamental es, ante todo, identificar y cuantificar el riesgo, y no quedarse solamente en el plano del conocimiento de la toxicidad y de la exposición a los contaminantes.