Sustituir azúcares refinados por no refinados no puede considerarse una alternativa más sana
Juntar alimentación y un público infantil en uno de los programas estrella de la parrilla televisiva navideña implica un plus de responsabilidad: todo lo que se diga allí debe ser examinado con lupa porque va a afectar a la educación dietética de las nuevas generaciones. Máxime cuando la obesidad y el sobrepeso son unos de los principales problemas de salud pública.
El día de Navidad, Masterchef junior, la versión infantil del célebre concurso, invitaba a una de las ganadoras de la edición de adultos, Marta Verona, para que hablara de “alternativas más sanas que el azúcar para endulzar nuestros platos”. Pero resulta que estas alternativas más ‘sanas’ se reducían a azúcares no refinados: sirope de ágave, melaza, panela o miel. Verona explicaba que “lo que diferencia estos ingredientes del azúcar refinado es que contienen otras vitaminas y minerales”.
Por tanto, no solo se consumen “las calorías y la energía del azúcar sino vitaminas y minerales, y nos nutrimos más”.
Pero “se trata de productos de bajo valor nutricional, todos ellos muy similares al azúcar y no recomendables dentro de una alimentación saludable”, explica Francisco Botella, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Bajo valor nutricional «Lo más sano es tomar lo menos posible de estos productos», afirma el especialista de la SEEN Botella señala que estas alternativas no pueden considerarse más sanas que el azúcar. “Lo más sano es tomar lo menos posible de estos productos”, apunta. TVE ha expresado, vía Twitter, sus disculpas por haber utilizado el término sano no siendo el más apropiado.
“Los endocrinólogos consideran que la opción más saludable es no añadir azúcar, ni sus sustitutos, a los alimentos. La cantidad de azúcares naturales que proporcionan las frutas y los cereales, entre otros alimentos, son suficientes para cubrir las necesidades de nuestro organismo”.
El especialista explica que “los alimentos dulces, como la miel o los siropes, también pueden sustituir al azúcar, aunque su aporte de calorías es similar y, por consiguiente, su consumo no puede ni debe ser libre”. Los nutrientes que aportan estas ‘alternativas’ al azúcar son poco significativos desde el punto de vista tradicional.