Las innovaciones en las pruebas rápidas y los medicamentos adaptados a los niños están salvando vidas en Uganda.
Por Karin Schermbrucker y Adrian Brune — Originalmente publicado por UNICEF
El año pasado, cada día casi 450 lactantes contrajeron el VIH, la mayoría de ellos durante el parto. Estos niños corren un riesgo extremadamente alto de morir en los dos primeros años de vida. Sin embargo, muchos de ellos nunca reciben ni un diagnóstico ni un tratamiento.
Las pruebas y el tratamiento inadecuados del VIH entre los niños constituyen un problema generalizado. Aunque la tasa mundial de tratamiento para las madres que viven con el VIH se sitúa en 2019 en el 82 %, la tasa de diagnóstico y tratamiento de los niños con VIH es de tan solo el 54 % en la mayoría de las regiones.
Esta falta de cobertura se debe a menudo a que los procesos de diagnóstico tienden a ser más complicados y laboriosos para los niños. A los lactantes es preciso administrarles un tipo especial de prueba del VIH (virológica) que no está fácilmente disponible en la mayoría de los países de bajos y medianos ingresos.
Y aunque existen medicamentos antirretrovirales para niños que son apropiados para su edad, pueden resultar difíciles de encontrar en muchas zonas, debido, en gran medida, a la falta de inversión para poner a prueba estos medicamentos.
Este retraso en el diagnóstico y el tratamiento no tiene por qué ocurrir. UNICEF y el Ministerio de Salud de Uganda realizaron hace poco reformas en el tratamiento del VIH para los niños con las que cosecharon gran éxito. Con la ayuda de un grupo de asociados y de instrumentos de diagnóstico innovadores, 553 establecimientos de todo el país pudieron proporcionar terapia antirretroviral a los niños, en comparación con los 501 establecimientos de 2017.
El 20 de agosto de 2019, el Dr. Denis Nansera, pediatra, examina a Kansiime Ruth, de 25 años, y a sus hijas de 1 y 4 años, en el Hospital Regional de Referencia de Mbarara, en el distrito de Mbarara, en la región occidental de Uganda. «Había un buen número de madres que no recibía atención prenatal. Pero con los avances médicos se reducen enormemente el tiempo que se tarda en diagnosticar a un niño y el tiempo que se tarda en medicarlo», dice el Dr. Nansera. Foto: UNICEF/UNI211885/Schermbrucker
La hija de 1 año de Kansiime durante una sesión para pesarla y medirla en el Hospital Regional de Referencia de Mbarara el 20 de agosto de 2019. UNICEF, en colaboración con el Ministerio de Salud de Uganda y la Iniciativa Clinton de Acceso a la Salud, ha puesto en práctica pruebas de diagnóstico temprano del lactante en el punto de atención. Este rápido proceso de pruebas utiliza dispositivos fáciles de transportar, operar y mantener, lo que permite que haya más centros de salud que diagnostican a los lactantes. Con un diagnóstico temprano, los bebés pueden iniciar inmediatamente la terapia antirretroviral. Foto: UNICEF/UNI211886/Schermbrucker
Enoch Turyatemba, técnico de laboratorio del Hospital Regional de Referencia de Mbarara, toma una muestra de sangre de un bebé para realizarle pruebas de diagnóstico precoz, las cuales detectan la presencia del VIH y determinan los resultados el mismo día. «Antes de [que se instalaran] las máquinas en el Punto de Atención (POC), teníamos que tomar muestras de sangre seca y enviarlas lejos. El tiempo de respuesta a veces era de meses», dice Enoch. «Con una máquina en el POC, los niños seropositivos pueden comenzar el tratamiento al día siguiente. Estamos salvando vidas», añade Enoch. Foto: UNICEF/UNI211916/Schermbrucker
Enoch Turyatemba analiza una muestra de sangre con la máquina POC. Además de las pruebas rápidas, el Ministerio de Salud ha aprobado el uso de píldoras orales de medicamentos pediátricos contra el VIH, las cuales pueden mezclarse con alimentos y/o leche materna para disimular el sabor amargo del medicamento. Además, las píldoras no necesitan refrigeración, lo que supone un gran avance. Foto: UNICEF/UNI211884/Schermbrucker
Kenyonyozi Joseline sostiene a su bebé dentro de la clínica POC del Hospital Mbarara. Las adolescentes son más vulnerables a la infección por el VIH porque sus sistemas reproductivos no están plenamente desarrollados. La desigualdad de género y las normas patriarcales en Uganda también dificultan el que las niñas y las jóvenes puedan acordar relaciones sexuales sin riesgo, lo que las predispone a los embarazos precoces y al VIH. Foto: UNICEF/UNI211905/Schermbrucker
Kenyonyozi lleva a su bebé a la espalda a las afueras de la clínica POC. Los servicios pediátricos del VIH están muy por detrás de los de los adultos y las mujeres embarazadas. Mientras que el 82 % de las madres que viven con el VIH reciben tratamiento, solo el 54 % de los niños que viven con el VIH tienen acceso a medicamentos que salvan vidas. Apenas el 59 % de los bebés nacidos de madres que viven con el VIH se someten a la prueba del VIH durante los dos primeros meses de vida. Foto: UNICEF/UNI211891/Schermbrucker
Kansiime y sus hijas llegan al Hospital Mbarara. Los tres miembros de la familia viven con el VIH y van a la clínica habitualmente para recoger sus medicamentos. «Cuando voy al hospital, estoy rodeada de otras mujeres que han venido a recibir tratamiento. Estamos allí por la misma razón», dice Kansiime. «Esto me ha ayudado a superar el estigma y me ha dado fuerzas». Foto: UNICEF/UNI211907/Schermbrucker
Kansiime da un medicamento pediátrico para el VIH a su bebé en su hogar en Uganda occidental. Su hija toma ahora las píldoras orales en lugar del jarabe amargo que solía recibir, lo que ha ayudado a reducir su carga viral. «Es mucho más fácil darle las píldoras mezcladas con la comida para que no tenga problemas con el sabor», dice Kansiime. «Mi consejo a otras madres: dadles a vuestros hijos la medicación que necesitan para que puedan vivir más tiempo y educar a los demás». Foto: UNICEF/UNI211882/Schermbrucker
La hija de Kansiime, de 4 años, asoma la cabeza por la puerta de su casa. Ella nació con el VIH y necesita tomar medicamentos todos los días. Sin embargo, ha sobrevivido más allá del período crítico para los niños pequeños y los lactantes, lo que hace más probable su supervivencia en la adolescencia y más allá. «Me encanta cantar, mi canción favorita es una canción llamada Sconto», dice. Foto: UNICEF/UNI211903/Schermbrucker
Kabiite, de 32 años, ayuda a su bebé a tomar sus medicamentos pediátricos contra el VIH en su casa de Isongo, Uganda. Ambas viven con el VIH. «Le doy a mi bebé medicamentos una vez al día», dice. «Inicialmente, la medicina la debilitaba y la hacía vomitar. Pero hoy en día ella está bien con la medicina, ya que yo machaco la píldora y la pongo en agua, y se la toma fácilmente». Foto: UNICEF/UNI211928/Schermbrucker
Kabiite juega con su hija a las puertas de su casa. Kabiite es seropositiva, pero la medicación regular mantiene su fuerza y su espíritu arriba. «Me encanta jugar con mis hijos, llevarlos a jugar a la plantación de plátanos, cocinar juntos», confiesa Kabiite. «¡A mi hija le encanta jugar al fútbol! ¡Y es buena!». Foto: UNICEF/UNI211933/Schermbrucker
En este Día Mundial de la Lucha contra el Sida, UNICEF hace un llamamiento a todos los Gobiernos y aliados para que cierren urgentemente la brecha que existe en las pruebas y el tratamiento de los niños y los adolescentes que viven con el VIH y el sida; para que establezcan comunidades de apoyo libres de estigma que ofrezcan oportunidades para la realización de pruebas y el tratamiento de la enfermedad; y para que promulguen mejores políticas y derechos para que las personas que viven con esta epidemia puedan sobrevivir.