“Se encuentra en un margen aceptable la seguridad, inmunogenicidad y eficacia”, sostiene la ANMAT en su informe.
(Infobae) El gobierno nacional oficializó hoy que la vacuna rusa Sputnik podrá ser aplicada a mayores de 60 años, en base a una recomendación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
La Casa Rosada había recibido un dossier enviado desde Moscú, que fue traducido y analizado en tiempo récord, en el que se garantizaba la efectividad del medicamento desarrollado por el Instituto Gamaleya.
“Se encuentra en un margen aceptable la seguridad, inmunogenicidad y eficacia”, sostiene la ANMAT en su informe, que habilita al Ministerio de Salud a emitir una resolución oficial que autorizará oficialmente la aplicación de Sputnik V en el principal grupo de riesgo de la Argentina: alrededor de 7.400.000 adultos que están a merced del COVID-19. Incluido el Presidente.
A casi un mes de que la cartera sanitaria aprobara el uso de de emergencia de la vacuna rusa Sputnik V, hoy miércoles la agencia regulatoria dio el visto bueno para su aplicación en adultos mayores de 60 años.
La definición se esperaba para algún día de esta semana, según había averiguado Infobae con altas fuentes de Gobierno luego de que el sábado llegara desde Moscú un documento de más de 200 páginas avalando la eficacia y seguridad de la vacuna producida por el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología de Gamaleya en personas de esa edad.
Tras la autorización de la Anmat, el próximo avión con vacunas proveniente desde Rusia empezará a aplicarse a mayores de 60 años y residentes de geriátricos junto al resto de trabajadores de la salud y de las fuerzas de seguridad de todo el país. Luego se avanzará con los docentes, aunque desde el Ministerio de Educación de la Nación remarcaron que el inicio del ciclo lectivo no estará supeditado a la vacunación de los maestros.
La vacuna rusa mostró 42 días después de la primera dosis una eficacia de más del 95%. Según los datos presentados, la eficacia de Sputnik V después de 28 días es del 91,4%, cifra determinada en base a 18 mil voluntarios entre los cuales se detectaron 39 casos de COVID-19. De ellos, 31 pertenecían al grupo que recibió al placebo, pero la distribución es distinta porque el 75% de los participantes recibieron la vacuna (y no una repartición de 50-50, como es más habitual).