La leishmaniasis visceral o kala azar (que significa “fiebre negra” en hindi) es una enfermedad tropical parasitaria trasmitida a través de la picadura de un cierto tipo de mosca de la arena. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es endémica en 76 países y se cuentan entre 200.000 y 400.000 casos anuales, un 90% de ellos en Bangladesh, India, Nepal, Etiopía, Sudán, Sudán del Sur y Brasil.
La enfermedad es más compleja de diagnosticar y tratar en África, donde los conflictos armados y los movimientos de población han favorecido la aparición de muchas epidemias en los últimos 25 años.
¿Qué síntomas tiene La leishmaniasis visceral o kala azar?
Cuando una persona se infecta, su sistema inmunológico se debilita y es más vulnerable a otras infecciones. Los síntomas son fiebre durante más de dos semanas, aumento del tamaño del bazo, el hígado y los ganglios, anemia y pérdida de apetito y peso. Sin tratamiento, el kala azar casi siempre es mortal. Sin embargo, un diagnóstico y tratamiento tempranos pueden salvar la vida del enfermo, incluso en entornos con recursos limitados.
¿Cómo se diagnostica La leishmaniasis visceral o kala azar?
Normalmente, el diagnóstico clínico a partir de los síntomas se acompaña de una prueba rápida de detección de anticuerpos. Si bien estas pruebas pueden usarse en Asia, no son suficientemente sensibles para su utilización en África, y allí se necesitan exámenes al microscopio de muestras del bazo, la médula espinal o los nódulos linfáticos. Estos procedimientos tan invasivos requieren recursos que no pueden conseguirse fácilmente en países pobres.
¿Cómo se trata La leishmaniasis visceral o kala azar?
Las opciones de tratamiento han evolucionado en los últimos años y son específicas según la región ya que su eficacia varía. En Asia, la anfotericina B liposomal (L-AmB) se ha convertido en el principal tratamiento, bien sola o como parte de una terapia combinada cuando hay coinfección con VIH. Es más segura y tiene un curso de tratamiento más corto que medicaciones anteriores: se administra en una hora por vía intravenosa. En África, el mejor tratamiento disponible es una combinación de antimoniales pentavalentes y paromomicina, que se administra mediante una serie de dolorosas inyecciones durante 17 días. En la actualidad, varias investigaciones buscan un tratamiento más corto, pero aún pasarán unos años hasta que esté disponible.
La coinfección por kala azar y VIH supone un reto enorme, pues ambas enfermedades influyen la una en la otra en un círculo vicioso, atacando y debilitando el sistema inmunológico. También contribuye a obstaculizar la atención el hecho de que muchas de las personas que sufren esta enfermedad viven en zonas muy remotas, lejos de la atención médica que necesitan, y por tanto muchas infecciones y muertes nunca llegan a conocerse.
Médicos Sin Fronteras y el kala azar
Desde 1988, hemos tratado a más de 120.000 enfermos de kala azar, principalmente en Sudán, Sudán del Sur, Etiopía, Kenia, Somalia, Uganda, India y Bangladesh.
Nuestra experiencia directa en la atención a enfermos de kala azar durante tantos años ha contribuido a mejorar los métodos de diagnóstico y los protocolos nacionales e internacionales de tratamiento. Por ejemplo, en colaboración con otras entidades especializadas, hemos validado e introducido una prueba de diagnóstico rápido que, gracias a su sencillo uso, ha permitido descentralizar el diagnóstico (y a veces también el tratamiento) a áreas remotas.
En 2017, Médicos Sin Fronteras trató a 7.200 pacientes con kala azar.
Otro caso de éxito es India. El 50% de los casos mundiales de kala azar se dan en este país y, de estos, el 90% se concentran en Bihar. Desde 2012, en colaboración con la iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi), manteníamos en Bihar un proyecto piloto de evaluación de la seguridad y eficacia de nuevas modalidades de tratamiento; en 2014, tras presentar sus conclusiones, el Gobierno indio adoptó la monodosis de L-AmB como tratamiento de primera línea. Esta decisión llegó en un momento crucial, justo cuando la Organización Mundial de la Salud y la farmacéutica Gilead se comprometían a proporcionar un suministro ilimitado de L-AmB hasta 2016 (ampliable a 2021).
fuente : médicos sin fronteras
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