Aproximadamente, dos terceras partes de la población trabajadora europea afirma que debe realizar movimientos repetitivos de las manos y los brazos, y una cuarta parte soporta vibraciones derivadas de las herramientas que utiliza; estas circunstancias constituyen importantes factores de riesgo de aparición de trastornos musculoesqueléticos de origen laboral en el cuello y en las extremidades superiores, detalla el Instituto Canario de Seguridad Laboral.
Un gran número de trabajadores de distintos sectores sufre este tipo de trastornos en cuello y extremidades superiores, que constituyen la enfermedad relacionada con el trabajo más común en Europa y suponen más del 45% de todas las enfermedades profesionales.
Los TME en cuello y extremidades superiores son causa de sufrimiento personal y de pérdida de ingresos para los afectados, pero también suponen un elevado coste para las empresas y las economías nacionales. Se estima que su coste representa entre un 0,5% y un 2% del producto interior bruto.
¿Qué son los TME en cuello y extremidades superiores?
Los trastornos musculoesqueléticos de origen laboral en el cuello y en las extremidades superiores son alteraciones de estructuras corporales como los músculos, articulaciones, tendones, ligamentos, nervios, huesos y el sistema circulatorio, causadas o agravadas fundamentalmente por el trabajo y el entorno en el que este se desarrolla. Los síntomas de los TME en cuello y extremidades superiores pueden tardar mucho tiempo en desarrollarse y se pueden manifestar en forma de dolor, incomodidad, entumecimiento y cosquilleo.
Las personas que padecen este tipo de trastornos pueden experimentar hinchazón en las articulaciones, disminución de la movilidad o de la fuerza de agarre de objetos y cambio de coloración en la piel de las manos o los dedos.
Los TME en cuello y extremidades superiores se conocen comúnmente como «esguinces o distensiones», «lesiones por esfuerzos repetitivos» o «trastornos traumáticos acumulativos».
Entre los ejemplos específicos de este tipo de trastornos se incluyen el síndrome del túnel carpiano, la tendinitis y el síndrome del dedo blanco.
¿Cuál es la causa de los TME en cuello y extremidades superiores?
El trabajo físico implica la aplicación de fuerza, tanto para mover objetos como para mantenerlos en su sitio. El trabajo manual implica la contracción de varios conjuntos de músculos del cuello, los hombros, los brazos y las manos. Cuanto mayor sea la fuerza necesaria para manipular objetos, mayor tensión adquirirán los músculos en las partes del cuerpo que intervienen en el esfuerzo. Aunque algunos TME en cuello y extremidades superiores resultan de la aplicación súbita de una fuerza extrema, la mayor parte de ellos tiene su origen en el ejercicio repetido de una fuerza aparentemente moderada que se prolonga durante un período de tiempo largo. Esta situación puede desembocar en fatiga muscular y lesiones microscópicas en los tejidos blandos del cuello y las extremidades superiores y, en definitiva, en TME en cuello y extremidades superiores.
Los principales factores de riesgo son:
- Aplicación de una fuerza que da lugar a una presión mecánica intensa en el cuello, hombros y extremidades superiores.
- Trabajo en posturas forzadas: los músculos se contraen y el cuerpo soporta cargas mecánicas mayores.
- Movimientos repetitivos, especialmente si involucran los mismos grupos musculares y de articulaciones y si existe alguna interacción entre actividades con ejercicio de fuerza y movimientos repetitivos.
- Trabajo prolongado sin posibilidad de descansar y recuperarse del esfuerzo de manipulación de la carga.
- Presión directa sobre herramientas y superficies.
- Vibraciones mano-brazo que causan entumecimiento, cosquilleo o pérdida de sensibilidad y obligan a ejercer más fuerza para agarrar los objetos. Mano-brazo que causan entumecimiento, cosquilleo o pérdida de sensibilidad y obligan a ejercer más fuerza para agarrar los objetos.
Otros factores de riesgo de TME en cuello y extremidades superiores
Entorno de trabajo
- Espacio reducido, que obliga a trabajar en posturas forzadas, y diseño inadecuado de herramientas y maquinaria.
- Calor excesivo, que aumenta el estado de cansancio general, mientras que el frío excesivo puede hacer más difícil agarrar los objetos Iluminación insuficiente, que induce a los trabajadores a adoptar posturas forzadas para ver lo que están haciendo.
- Niveles de ruido elevados, que ponen el cuerpo en tensión.
Factores individuales
- La capacidad física de los trabajadores varía y las lesiones previas hacen que el cuerpo sea más vulnerable.
- Falta de experiencia, formación o familiaridad con el trabajo.
- Vestimenta o equipos de protección individual inapropiados, que pueden limitar las posturas o requerir un aumento de la fuerza necesaria para trabajar.
- Factores personales, como el tabaquismo o la obesidad.
Factores organizativos y psicosociales
- Trabajo monótono o trabajo a ritmo elevado.
- Presión por exigencias de tiempo
- Falta de control de las tareas realizadas.
- Pocas oportunidades de interacción social o escaso apoyo de los directivos y compañeros.
- Todos estos factores pueden presentarse de manera aislada; pero, si lo hacen de forma combinada, el riesgo es mayor.
Actividades que aumentan el riesgo
En el cuello y los hombros
- Trabajo en posturas en las que se tiene que soportar el peso de algunas partes del cuerpo o sostener objetos, como el mantenimiento de los brazos en alto.
- Trabajo prolongado en posturas estáticas, con la contracción repetida de los mismos grupos musculares, como el trabajo con microscopios.
- Levantamiento de los brazos o giro de la cabeza hacia un lado (repetidas veces).
En el codo, la muñeca y las manos
- Uso de una fuerza muscular grande para manipular objetos, como, por ejemplo, la que se ejerce cuando la apertura de la mano es exagerada o demasiado pequeña (como al dar un pellizco).
- Trabajo con las muñecas en posturas desviadas, por ejemplo, giros hacia dentro o hacia fuera.
- Repetición de los mismos movimientos de muñeca.
Evaluación de riesgos
Los empresarios tienen la obligación legal de evaluar los riesgos existentes en el lugar de trabajo y de actuar para garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores y de otras personas que pudieran resultar lesionadas. Este proceso se denomina evaluación de riesgos.
Una evaluación de riesgos adecuada contribuye a reducir las pérdidas de producción, los gastos derivados de las indemnizaciones y las primas de seguro más elevadas en que incurren las empresas.
Una evaluación de riesgos paso a paso implica
- Identificación de riesgos: se identifican todos los riesgos o las combinaciones de los mismos que pueden ocasionar TME en cuello y extremidades superiores.
- Análisis de las personas que pueden lesionarse y cómo podría ocurrir: tener en cuenta todas las personas que pueden sufrir daños.
- Evaluación de los riesgos existentes y toma de decisiones sobre las actuaciones necesarias para:
– eliminar el riesgo en su origen
– controlar el riesgo
– aplicar medidas de protección colectiva
– emplear equipos de protección individual. - Control de los riesgos y revisión de las medidas preventivas.
Prevención
Una vez efectuada la evaluación de riesgos, el Instituto Canario de Seguridad Laboral recomienda elaborar una lista de medidas preventivas por orden de prioridad, con la participación de los trabajadores y de sus representantes en la aplicación de las mismas. Las acciones se han de centrar en la prevención, así como en las medidas necesarias para minimizar la gravedad de las posibles lesiones.
Es importante garantizar que todos los trabajadores reciban una información y formación adecuada sobre la seguridad y salud en el trabajo, y que conocen cómo evitar determinados riesgos.
Las medidas podrían abarcar los siguientes ámbitos
- El lugar de trabajo: ¿se podría mejorar la distribución del puesto de trabajo?
- Equipos de trabajo: ¿tienen las herramientas un diseño ergonómico?; ¿sería posible emplear herramientas eléctricas que no vibren para reducir la fuerza necesaria en determinadas tareas?
- Tareas: ¿se pueden reducir las exigencias físicas del trabajo utilizando nuevas herramientas o nuevos métodos de trabajo?
- Planificación del trabajo: ¿se podría mejorar la organización del trabajo y aplicar procedimientos más seguros?
- Gestión de la organización: ¿se puede mejorar la relación entre el tiempo de trabajo y las pausas,y promover la rotación de trabajadores?; ¿es posible mejorar la cultura preventiva en la empresa?
- Diseño y compra de equipos: ¿podría eliminarse los riesgos en la etapa de planificación?
- Promoción de un lugar de trabajo saludable, por ejemplo, mediante la prevención del tabaquismo y de la obesidad.
La participación de los trabajadores es esencial para afrontar los riesgos en el lugar de trabajo. Ellos y sus representantes conocen el lugar de trabajo tan bien como cualquiera.
¿Cómo tratar los TME?
Para abordar el problema de los TME es necesario aplicar una estrategia de prevención integral, recomienda el Instituto Canario de Seguridad Laboral.
Dicha estrategia debe considerar no solo la prevención de nuevos trastornos, sino también el mantenimiento, la rehabilitación y la reincorporación de los trabajadores que ya sufren TME.
Principios generales de prevención de TME
- Evitar los riesgos de TME.
- Evaluar los riesgos que no se puedan evitar.
- Combatir los riesgos en su origen.
- Adaptar el trabajo a la persona.
- Tener en cuenta los cambios tecnológicos.
- Sustituir lo peligroso por lo seguro o menos peligroso.
- Desarrollar una política preventiva integral que incluya la carga total aplicada sobre el cuerpo.
- Adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la individual.
- Proporcionar las debidas instrucciones a los trabajadores.
Mantenimiento de los trabajadores con TME en su puesto de trabajo
- Facilitar la rehabilitación.
- Reincorporar a los trabajadores que sufren o han sufrido TME.
Fuente : seguridad minera