“El escenario actual de ASSE nada tiene que ver con el previo a la reforma sanitaria, es más complejo y maneja más recursos”, afirmó el ministro de salud Jorge Basso.
El presupuesto de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) pasó del 0,4 % del producto bruto interno (PBI) en 2005 al 2 % en 2017 y se incrementó la inversión en un 187 %, lo cual era necesario para comenzar a disminuir la brecha de financiamiento en una organización que sigue siendo el principal prestador del sistema en términos cuantitativos (el 40 % de la población se atiende en ASSE, lo que supone 1,3 millones de personas) con más usuarios por el Fondo Nacional de Salud (Fonasa), un tercio de todos sus afiliados. Cuenta, además, con 32.000 funcionarios y más de 900 puestos de atención distribuidos en todo el país.
El ministro de Salud Pública, Jorge Basso, recordó que, históricamente, ASSE cumplía un rol subsidiario en el sector salud, salvo experiencias puntuales, y era medicina para los más pobres, con carencias de todo tipo. “La población estaba acostumbrada y como era gratis no podía exigir mucho. Era un prestador para pobres, con pobres instalaciones, pobres salarios y resultados asistenciales desconocidos, porque no existía ningún tipo de información asistencial ni económica”, relató.
Basso informó que, en la actualidad, ASSE cuenta, entre otras transformaciones, con servicios paradigmáticos en distintos puntos del país, como el Centro Hospitalario Pereira Rossell, principal maternidad del país y mejor puerta de emergencia pediátrica; el hospital Maciel, en constante crecimiento; el hospital Pasteur, con la mejor puerta de emergencia para adultos; el Hospital de Ojos, que le cambió la vida a muchos uruguayos, y el Instituto Nacional del Cáncer, con tecnología de última generación para el tratamiento de esta patología.
En el interior del país, se destaca el hospital de Tacuarembó, futuro centro cardiológico público junto con el Hospital de Clínicas, y el CTI pediátrico del hospital de Salto, que atiende a todos los niños del departamento. A esto se suma el despliegue territorial del primer nivel de atención, que logró impactar en forma positiva en la mortalidad neonatal y en la general. “La mayoría de las veces, es el único servicio en el interior profundo”, afirmó el ministro, quien confirmó que los niveles de desocupación bajaron y los retributivos aumentaron, ambos de forma sustancial, lo que generó una verdadera puja por los recursos humanos con el sector privado.
“El escenario actual de ASSE no tiene absolutamente que ver con el que conocimos previo a la reforma, ahora ASSE es mucho más compleja, maneja más y distintos tipos de recursos, interacciona con el sector privado y con el resto del subsector público en múltiples frentes, por tanto, debe seguir avanzando en un diseño institucional de descentralización y profesionalización de su gestión”, apuntó. Basso aseguró que la difusión de hechos puntuales vinculados a irregularidades en la gestión no puede opacar las mejoras que tiene ASSE en relación a la calidad de la atención.
“Por sus dimensiones y complejidades, ASSE tiene un desarrollo desparejo, pero hay estructuras que están a la par o superiores al sector privado”, dijo el ministro. A esto se suma el índice de satisfacción de los usuarios, que es similar al de los prestadores privados y apenas inferior al de los seguros de salud. En cuanto a la fidelidad de sus afiliados, esta es superior a la de las mutualistas y prácticamente igual que la de los seguros.
“Cuando la población recibe más y mejores servicios, demanda más. La que antes no pedía porque sabía que no habría respuestas, ahora saber que alguna respuesta tendrá”, agregó Basso durante su participación en el llamado a sala realizado el viernes 14.