Parece que el mindfulness se ha puesto de moda, y en este caso más bien diría que se ha convertido en una necesidad.
Los tiempos que vivimos son complejos y muy cambiantes y para eso se necesitan nuevas habilidades y competencias, y una de ellas, es el mindfulness. Todos podemos ser líderes de nuestras vidas. Cuando hablamos de líder, nos referimos a toda persona que quiera desarrollar y alcanzar su maestría personal. ¿Y para qué? Es fácil, comprobar que hay más satisfacción cuando eres el capitán del barco de tu vida, en lugar de viajar en un barco que constantemente va a la deriva, sin rumbo claro.
Cuando hablamos de mindful Leadership hablamos de presencia, la habilidad de saber estar en el aquí y en el ahora, de ser consciente de lo que está pasando, de ser capaz de observar sin juicio y tomar las decisiones más adecuadas para ese momento. En la presencia podemos destacar dos componentes principales: “mindset” o la mentalidad y la fisiología, o lenguaje corporal. La mentalidad la componen nuestros pensamientos y sentimientos, y éstos están condicionados por las creencias que subyacen y que los sustentan. La fisiología comprende desde nuestra postura, el movimiento de nuestras manos, de nuestros pies, hasta las expresiones de la cara.
Según ciertos estudios parece que ambos se influyen mutuamente, según son nuestros pensamientos así adoptamos una postura corporal de acuerdo a ellos, pero también ciertas posturas nos predisponen a crear cierto tipo de pensamientos. Un mindful líder, es el que se observa, está atento y se conoce. Conoce la importancia de sus pensamientos, y encuentra espacios cada día para entrenar su mente. ¿Qué quiere decir esto? En primer lugar ser capaz de parar, desconectar de la actividad cotidiana, y conectar con otra realidad más profunda y silenciosa.
Puedes ponerle diferentes nombres, meditación, mindfulness, reflexión, la práctica consiste en saber dirigir tu atención hacia tu mundo interior, pensamientos, sentimientos y sensaciones para aprender de ellos y observar su impacto en tu vida. De forma que conscientemente puedas decidir si quieres utilizarlos o es mejor utilizar otros alternativos. El mindful líder utiliza su mente para su propósito, tiene foco, intención y sabe educar a su mente para que no se convierta en un generador de distracciones, sino en un creador de posibilidades. Sabe que como todo entrenamiento se necesita de constancia diaria, paciencia y determinación para alcanzar resultados. Por eso incorpora esa práctica de atención plena, de enfoque interior en su día a día como algo esencial para lidiar con los retos diarios.
Por otro lado también gracias a su actitud de toma de conciencia aprende a observar su fisiología, y a utilizarla de forma consciente dándole la forma más necesaria para la situación que se le presenta. El mindful líder sabe que su presencia influye, que su presencia es el primer impacto que van a recibir las personas con las que tiene que tratar.
¿Cómo se traduce esto en la práctica?
Por ejemplo antes de una reunión o conversación difícil:
- Prepara tu mente: visualiza el escenario que vas a afrontar y cuál es el resultado que esperas lograr. Crea los pensamientos adecuados para ese escenario. No lo visualices como un peligro, sino como una situación que te va a ayudar a crecer, a aprender, a mejorar como persona y profesional.
- Míralo como una oportunidad que te da la vida para seguir avanzando en tu camino hacia la maestría personal.
- Pon una intención, eso es, como darle un color a tu actitud, “ quiero expresar entusiasmo y pasión por lo que voy a relatar”, “Voy a crear conexión entre los participantes”. La intención da una dirección a tu actitud.
- Acompáñalo con tu fisiología: Piensa en tu postura, no dejes que tu espalda se encoja, mira hacia el frente, mantén una media sonrisa, no te cierres en tu postura.
- No te olvide de tu voz, deja que sea un poco más profunda, dale una cierta modulación, y cambia de velocidad. Evita hablar en un mono tono, eso aburre a los pocos minutos.
Y después de esto, olvídalo todo y sé tú versión más auténtica, natural y espontánea. Como dicen algunos expertos en estos temas, “siéntete un poco ridículo” verás que tiene más impacto que el síndrome de “aparentar ser perfecto”. La maestría se alcanza con la práctica, y más práctica y más práctica. Siéntete afortunado si tienes muchas oportunidades para practicar, y si no, búscalas!
No sirve de nada ir a cursos, leer libros, hablar del tema sino hay práctica real. Recuerda tu presencia puede resolver muchas situaciones sin necesidad de gastar tanta energía hablando y discutiendo. Pruébalo, y me envías tus experiencias… ¡Que sigas aprendiendo!