Por Dolores Latugaye
Directora de la carrera de Enfermería de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral
Hace unos días, la Ciudad de Buenos Aires aprobó el marco normativo para las relaciones entre CABA y los profesionales de su Sistema Público de Salud, en la que se excluye a los Licenciados en Enfermería.
No se entienden las razones de esta exclusión. Numerosas organizaciones nacionales e internacionales, sociedades científicas y asociaciones de profesionales, han expresado su disconformidad con esta nueva ley que atenta contra quienes son, en palabras del Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “la columna vertebral del sistema de salud”.
Esta sanción se da en contradicción con el reconocimiento de la carrera de Licenciatura en Enfermería como carrera de riesgo público dado en el año 2013, por el que se la incorpora al art. 43 de la Ley de Educación Superior (N° 24521). Esta incorporación supone que las carreras de Licenciatura en Enfermería deben ser acreditadas periódicamente por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) y busca promover una mayor calidad de la formación universitaria de estos actores esenciales del sistema de salud.
Actualmente, el primer proceso de acreditación de la carrera de Licenciatura en Enfermería está llegando a su fin. Ha supuesto, además, un gran desafío institucional así como también una oportunidad de crecimiento, desarrollo y mejora; que se ha vivido con el espíritu de estar contribuyendo a la mejora de la calidad educativa de los futuros profesionales.
Garantizar una educación universitaria de calidad resulta una estrategia adecuada para contribuir al logro de las metas de salud y objetivos de desarrollo sostenible. Sin embargo, parecería que no es suficiente. La OMS considera que los conocimientos, las aptitudes y la motivación de los recursos humanos resultan imprescindibles para el logro de la salud de la población (2014). Es decir que, el compromiso con la calidad de la formación debe estar acompañado por políticas que promuevan el desarrollo de la profesión, faciliten la formación continua y favorezcan la motivación y retención de sus profesionales.
Actualmente, existen numerosas iniciativas regionales y mundiales para empoderar a los profesionales de enfermería. Este año, la OMS en colaboración con el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) lanzó la campaña global “Nursing now” con el objetivo de concientizar a la población sobre el estado de la enfermería y fortalecer la profesión en las diferentes regiones del mundo. El eje central de la campaña consiste en el empoderamiento de los profesionales de enfermería y su inclusión en la toma de decisiones de salud a nivel nacional y mundial.
Resulta lamentable que en un país en el que se ha decidido evaluar la calidad de la formación universitaria de los Licenciados en Enfermería, al mismo tiempo, no se los reconozca como “profesionales de la salud” en la Ciudad de Buenos Aires. Frente ambas circunstancias, se plantea un escenario de enorme contradicción. ¿Cuál es el reconocimiento que deberían tener los Licenciados en Enfermería en nuestro país? Cabe recordar que el personal de enfermería representa el mayor porcentaje de los trabajadores sanitarios. El envejecimiento de la población y la prevalencia de las enfermedades crónicas describen la realidad de la salud de la población y, por tanto, la creciente demanda de estos profesionales.
Sin embargo, nuestro país tiene la menor cantidad de profesionales de enfermería de la región (4,24/10.000 habitantes) junto con Honduras, República Dominicana y Haití. En función de este escenario, la situación nacional es dramática y reclama nuevas estrategias. Este miércoles 21 de noviembre, en el Día Nacional de la Enfermería, reafirmemos nuestro compromiso con la profesión y renovemos nuestra responsabilidad con la salud y el cuidado de toda la población.
FUENTE: Clarín