Y la importancia de ser capaces de identificar amenazas en los pequeños cambios
La formación ha tendido a caer en descrédito o desinterés, ya que se le asocia exclusivamente a la acción de incorporar o acumular información. No obstante, el aprendizaje no es sólo la acumulación de información desechable o inerte, sino que constituye posiblemente nuestro mayor capital o potencial, ya que aprender es sinónimo de cambiar, es decir, de crear, expandir y dirigir nuestro futuro.
Para muchos teóricos de las ciencias sociales, la capacidad de aprendizaje que tengan las organizaciones determinará no sólo su competitividad en el mercado, sino también su permanencia en éste.
No obstante, para una organización que desea crecer y expandirse, no basta con sobrevivir. En este sentido, el aprendizaje adaptativo o de supervivencia es necesario, pero no suficiente, por ello, se requiere combinarlo con un aprendizaje generativo, es decir, un aprendizaje que aumente nuestra capacidad de crear y desarrollarnos.
La mala o nula adaptación a las amenazas de supervivencia en un entorno altamente cambiante ha hecho que muchas compañías fracasen en su gestión y como consecuencia desaparezcan. Esta situación ha sido descrita en la literatura como “la parábola de la rana hervida”.
Si ponemos a una rana en una olla con agua hirviendo, inmediatamente intenta salir. Si ponemos a la rana en el agua a la temperatura ambiente y no la asustamos, se queda tranquila. Cuando la temperatura se eleva de 21 a 26 grados la rana no hace nada, incluso parece pasarlo bien. A medida que la temperatura aumenta la rana está cada vez más aturdida y finalmente no está en condiciones de salir de la olla. Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y hierve. ¿Por qué? Porque la rana en su aparato interno está preparada para detectar amenazas en relación con cambios repentinos en el medio ambiente, no para cambios lentos y graduales.
En el libro “Quién se ha llevado mi queso”, de Spencer Johnson, que tiene como contenido principal el cómo adaptarnos a un mundo en constante cambio, se comenta esta parábola de la rana hervida. De hecho, uno de los aprendizajes del personaje principal es “notar enseguida que los pequeños cambios ayudan a adaptarse a los cambios más grandes que están por llegar”.
El aprendizaje, por lo tanto, debe tener una óptica del pasado (aprender de nuestra experiencia), pero también del presente, notar los cambios y necesidades actuales, para tener una visión del futuro, es decir, lo que nosotros queremos ser y cómo podemos lograrlo.
Estos contenidos forman parte del curso Formación de formadoresque se imparte online desde el campus UPCplus.com del CERpIE-UPC (Universitat Politècnica de Catalunya)