La economía digital proporciona nuevas oportunidades profesionales en busca de perfiles adaptados a los negocios y a las capacidades que demandarán las tecnologías futuras
El concepto Economía Digital se dio a conocer en 1995 con la publicación del libro escrito por Don Tapscott, “La Economía Digital: promesa y peligro en la era de la inteligencia en redes”. En él, el autor incluía tres tipos de componentes que la definen. En primer lugar, las infraestructuras de negocio; en segundo lugar, el negocio electrónico y, por último, el e-commerce.
En el ámbito de las empresas, éstas pueden incrementar su capacidad competitiva gracias a la oportunidad de abrirse más puertas a nivel global, un aspecto que conlleva el acceso a los bienes y servicios de forma más rápida. Además, todos los sectores se pueden ver beneficiados.
Según el estudio “Digital disruption: the growth multiplier” elaborado por Accenture Strategy, en España su impacto total en 2015 representó el 19,4% del PIB. Se estima que en 2020 pueda llegar a alcanzar entre el 22% y el 24%.
Es innegable que con estos datos cabe pensar que el uso de internet, la tecnología y la robótica permiten mejorar la expansión de las empresas a través de la diversificación. La Economía Digital se posiciona como un fenómeno consolidado a nivel mundial. Sin ir más lejos, según un estudio publicado a finales de 2018 y elaborado por Dentsu Aegis Network en colaboración con Oxford Economics, España ocupa la séptima posición a nivel internacional en capacidad para desarrollar una economía digital que beneficie a toda la sociedad.
Reciclar talento
Dentro de esta Cuarta Revolución Industrial se produce una necesaria evolución de los perfiles profesionales que se han de adaptar al ámbito digital. Desaprender para volver a aprender, una tendencia que se presenta como una ocasión para impulsar una carrera profesional o apostar por nuevas oportunidades.
Es por este motivo que se han de tener en cuenta varios factores. Para empezar, es necesario tener los conocimientos suficientes para saber cómo funcionan los nuevos escenarios; actitud para afrontar el cambio y, por último, tecnología, la herramienta necesaria para entender y manejar los diferentes dispositivos.
Es decir, el reciclaje profesional necesita de las capacidades digitales y humanas para obtener un resultado creativo y eficaz. De esta manera, el reciclaje formativo continuo es necesario para ser más competitivo.
Según un reciente estudio elaborado por Esic, el 84% de trabajadores en España cree que lo digital tendrá un impacto positivo en sus empresas. Más del 74% piensa que tecnologías como los robots, analytics y la inteligencia artificial les ayudarán a ser más eficientes, un 80% prevé más oportunidades que retos en la manera en la que la automatización impactará en su trabajo en los próximos cinco años, y un 93% de los millennials espera que parte de su trabajo se automatice en los próximos cinco años.
El cambio que trae consigo la digitalización
La recogida y el análisis de datos son dos palancas de cambio que la digitalización ha traído consigo, dando lugar a nuevos perfiles especializados en gestionar la gran cantidad de información que recogen las diversas fuentes receptoras.
Como contrapunto, la ciberseguridad se presenta como el gran aliado de los usuarios en general, y de los trabajadores en particular, para evitar cualquier vulneración o incumplimiento legal que se pueda producir con el uso de datos personales ajenos.
Es por eso que perfiles como experto en seguridad IT sea uno de los más demandados en el sector de las telecomunicaciones. Además, las empresas con algún tipo de actividad en la red también necesitan entre sus organismos talentos que puedan protegerlas de los ataques.
Sin ir más lejos, en 2017 en España se batió el récord en ciberataques. Según cifró el Instituto Nacional de Ciberseguridad del país se produjeron 120.000 incidentes, lo que supuso un crecimiento del 140% en tan solo dos años.
No es de extrañar, entonces, que el informe publicado a principios de marzo de 2019 realizado por la Comisión Europea reclame a España “mayores inversiones, tanto públicas como privadas, en investigación y desarrollo, en particular en las pequeñas y medianas empresas, así como en la digitalización y la eficiencia de los recursos” para reforzar “la competitividad y la capacidad de innovación de la economía”.
Además, según la Asociación Española de la Economía Digital: “España no está siendo capaz de aprovechar todas las oportunidades que ofrece la digitalización con el consiguiente coste de oportunidad en términos de crecimiento y creación de empleo (…) La digitalización es, sin duda alguna, sinónimo de riqueza”.
A modo de conclusión, la Economía Digital se presenta como una de las grandes fuentes generadoras de empleo a lo largo de los próximos años, gracias a su apuesta por la tecnología y la capacidad competitiva tan global que ella misma genera.