Feliz día a todas y todos los médicos laborales!
La Sociedad de Medicina del Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, en sesión de Comisión Directiva del día 06-07-85, aprobó por unanimidad festejar el 4 de octubre de cada año como “Día del Médico del Trabajo”, coincidente con la fecha de nacimiento de Bernardino Ramazzini, dando cuenta de tal Resolución en su Boletín Informativo Nº 15.
En 1988, la Federación Argentina de Medicina del Trabajo adopta igual temperamento que la Sociedad de Medicina del Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, extendiendo así el festejo a todo el país.
Considerado el padre de la Medicina del Trabajo, el Dr. Bernandino Ramazzini nació en la ciudad italiana de Carpi, cerca de Módena, el 4 de octubre de 1633. En su homenaje se celebra el día del Médico del Trabajo en la fecha de su natalicio.
Durante su estancia en la ciudad de Módena pudo comprobar las condiciones de extrema pobreza de la población y las pésimas condiciones de trabajo, a lo que se unía la malaria. Algunos de sus trabajos ya relacionaban la sociedad con el trabajo y cómo ambos elementos influían en la salud de los trabajadores.
Ha sido, sin lugar a duda, un gran innovador y el precursor de las ciencias médicas basadas en la observación clínica. Es un mérito innegable haber dicho que no es degradante para los médicos visitar y frecuentar sistemáticamente, para comprender mejor y curar algunas enfermedades, los ambientes de trabajo, los talleres de los artesanos.
Para Ramazzini, visitar el lugar de trabajo era la lógica y coherente continuación del proceso que inicia con la pregunta que hace el médico al paciente, sobre el tipo de trabajo desarrollado. Pero en aquel momento histórico, la novedad verdadera y propia estaba, más que a propósito de la pregunta sobre el trabajo desarrollado y la visita al lugar de trabajo, precisamente por la ocasión de intervenir o investigar, para curar, un enfermo que fuera trabajador.
Ramazzini es sustancialmente un activo y atento testigo de tal encuentro entre médico y trabajador que obviamente no es casual ni producto de su simple iniciativa, sino de las condiciones materiales de vida de la época. Visitaba los centros de trabajo para observar de primera mano lo que allí se hacía, los procedimientos y técnicas empleados, y los materiales y las sustancias que se utilizaban en cada oficio. Entrevistaba a los trabajadores y les preguntaba acerca de las molestias y enfermedades que padecían, cómo evolucionaban; desafiando la crítica de los colegas que, pensaban que no era bien visto y aún vergonzoso tener algo que ver con los mismos.
Completaba después toda esta información con lo que la literatura de esa época le podía aportar, lo que explica la gran cantidad de referencias que se encuentran en su obra más preciada, De morbis artificum diatriba (Disertación acerca de las enfermedades de los trabajadores) publicada en Módena en 1700 y que, basándose en la traducción existente de 1949, la Sociedad de Medicina del Trabajo de la Provincia de Buenos Aires publicara en 1987 y reeditara en 2004.