Tiene 40 años. Hace siete entró al sistema público de emergencias, y fue operadora de radio. Desde hace tres semanas conduce los vehículos y asiste en las calles a los médicos.
Los trabajos no tienen género. No hay oficios de hombres y de mujeres. Lo que sí hay son trabajos masculinizados. El transporte es uno. Solo alcanza con salir a la calle y mirar: en el colectivo, en el tren, en el taxi, en el subte, en el micro, las mujeres no están al volante, o si están son pocas. Hasta hace unas semanas a cargo del manejo de las ambulancias de la Ciudad de Buenos Aires no había una, ni en el servicio público ni privado. Pero eso cambió.
“Soy la primera conductora de ambulancias del SAME”, dice Paola Garbalena. Lo dice con timidez, sin creerse su rol de pionera y sin entender porque en 56 años, desde que se creó un área de emergencias en Capital, jamás hubo una mujer en ese puesto. Lo dice también sentada a una mesa larga, en el primer piso del Ministerio de Salud porteño, en un salón con una pared llena de cuadros. Son 15 retratos de los ministros de salud que tuvo la Ciudad desde 1983. Uno solo lleva la foto de una mujer.
Paola tiene 40 años y siete de trabajo en el SAME. Hasta diciembre recibía por teléfono los alertas de emergencia, hacía preguntas para determinar la gravedad del incidente, despachaba los pedidos e informaba a los choferes de las ambulancias sobre la disponibilidad de traslado a hospitales. “De escuchar todas las situaciones, pasé a verlas. Ahora -dice- estoy en el lugar del auxilio”.
Veinte días atrás, en su etapa de práctica, mientras hacía un relevamiento de las guardias de los hospitales Ramos Mejía, Fernández y Argerich, abocadas a responder accidentes que ocurran en el centro porteño -zona que hoy Paola tiene a su cargo- se topó con su primer servicio. “Venía por la avenida Belgrano, vi que había un operativo policial y distinguí en el suelo a una mujer. Estaba con convulsiones y paré“, reconstruye. Arriba de la ambulancia, fue la que advirtió esa situación. El médico que la acompañaba -siempre el equipo es médico y chofer- no se había dado cuenta.
En la práctica, su rol implica mucho más que un traslado.Paola tiene capacitaciones en RCP, traumatología y psiquiatría, puede asistir al médico con la entrega de tablas, cuellos y tanques de oxígeno; también es una mujer empática capaz de contener en caso de emergencia. Además de tener registro profesional -años atrás manejó combis escolares-, el director del SAME, Alberto Crescenti, y la ministra de Salud, Ana María Bou Pérez, consideran que su virtud es la templanza.
“En muchos ámbitos laborales, por cuestiones culturales e históricas, ni siquiera la mujer se planteaba por qué no tenía acceso a ciertos lugares. Pero eso por suerte está cambiando”, dice Bou Perez, segunda ministra de Salud en la historia de la Ciudad, y sigue: “Hoy las mujeres estamos ocupando muchos espacios. La diferencia está en garantizar el ingreso laboral para que la mujer elija y tenga posibilidades para desarrollarse“.