Estrategia Nacional de Salud Digital: objetivos y desafíos

Avances en algunas provincias argentinas a nivel de informatización de la salud

Por Emilio Salvador Molé

El Director de la Dirección Nacional de Sistemas de Información (DNSIS) del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, Alejandro López Osornio, afirma que “cuando un paciente se atiende en un lugar determinado probablemente no sea la primera vez que se acerca a un centro de salud, y seguramente hay más información de su historia clínica en otros centros. La calidad de atención que se le puede dar cuando se cuenta con ella, mejora sustancialmente”. En este sentido, desde el Ministerio reconocen que hay grandes avances en algunas provincias a nivel de informatización de la salud, por lo que la premisa es determinar, con el rol de organismo rector, cómo facilitar el desarrollo del resto de las provincias y que los flujos de información entre éstas sean amigables, para que llegue a tiempo y con mejor calidad. Además de incluir a los prestadores privados, que tienen altos niveles de informatización. Comenta que “la idea no es imponer tecnologías disruptivas, sino encontrar los mecanismos de interoperabilidad para permitir que todo esto siga existiendo en una red integrada”.

¿Cómo lograrlo?

El objetivo fue definir una estrategia de salud digital, y como primer paso, definir una serie de principios básicos que son los que van a dirigir las acciones que se van a tomar en el contexto de dicha estrategia.

Principios

Impacto en la calidad de atención:

Para cumplir con este principio, la estrategia se desarrolló en el contexto de la implementación de la Cobertura Universal de Salud (CUS), que implica mejorar la calidad de atención de los pacientes, asignarlos a equipos de salud familiar y comunitaria, que no esperan que el paciente haga la consulta, sino que van a buscarlo para realizar controles.

Autonomías y protección de datos personales:

Esto significa fortalecer las autonomías de las diferentes jurisdicciones provinciales, municipales, obras sociales y privados. Argumentó que “el concepto central es que elijan sus proveedores de sistemas de información, pero sabiendo que la propiedad de la misma es del paciente de acuerdo con la Ley de Protección de Datos Personales y la Ley de la Práctica Médica. Todas estas organizaciones tienen que respetar la guarda de esa información. No vamos a generar una base de datos nacionales, sino que se van a guardar en el lugar de origen. Pero para lograr que se tenga un seguimiento longitudinal completo del paciente y que se reporten las estadísticas de salud pública, es necesario que estos sistemas se integren en una red nacional”. Para ellos se han establecido estándares de interoperabilidad que deberán cumplir los softwares que elijan cada jurisdicción, ya que van a integrar todos los sistemas de información del país. Los pacientes serán los responsables de dar los permisos para que pase de un dominio a otro. Además, habrá una escala de niveles de sensibilidad de la información, una básica, que contendrá un resumen de  historia clínica, alergias, enfermedades crónicas, medicación; un segundo nivel, con los detalles de cada consulta; y un tercero, con documentos clínicos confidenciales, los cuales, para poder ser compartidos, se deberá contar con la expresa autorización del paciente, que puede ser general o específica, indicando con qué hospital o profesional, todo a través de un portal que se dispondrá para tal fin. Estos mecanismos, como la utilización de las últimas tecnologías para encriptación de la información de la información cuando se transfiera a través del bus de interoperabilidad, van a asegurar la guarda de la información en el lugar donde se originó, y cuando un centro de salud o un profesional la solicite puede acceder a ella -siempre con el consentimiento del paciente-, pero sin poder ser almacenada.

Recursos humanos:

Una de las grandes dificultades para la adopción es tener gente capacitada que trabaje en sistemas de información de salud, una especialidad nueva con pocos profesionales del lado técnico y sanitario; entonces el desafío es formar el número necesario de especialistas, y que no estén centralizados en Buenos Aires, sino que haya en todas las provincias.

En conjunto, el plan tiene dos fases, la primera, hasta fin de 2019, de “implementación”, donde se definen estructuras, estándares y formación de recursos humanos; y la de “consolidación”, desde 2020, donde se busca que todas las pruebas piloto y proyectos escalables empiecen a expandirse para cubrir a toda la población.

Finalmente, el Director de la DNSIS dijo que el primer objetivo es que todas las provincias lleguen a un punto: que hayan trabajado en el sistema de información en salud con un nivel mínimo de funcionalidad parecido, identificar correctamente a los pacientes, tener buenas codificaciones en sus diagnósticos, que manden información automáticamente al Ministerio para temas como vacunas y demás, según el avance logrado en cada caso. “A partir de 2020 llega el período en que cada provincia se consolida, tanto con funciones nuevas, como extendiéndose en el territorio, a medida que se extiende la conectividad. “En esta etapa es donde creemos que vamos a empezar a sumar a las obras sociales y a los privados, y los incentivaremos para que ello ocurra”, concluyó.

Este y otros temas se trabajan diariamente en la Residencia Interdisciplinaria de Informática en Salud, si te interesa saber más hace clic aquí.


Fuente: “Salud Digital”. Edición N° 2. Diciembre 2018. https://issuu.com/aft2001/docs/prueba_2

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