Editorial: Enfermería llega a Ítaca

Más de una década ha tardado el Gobierno de España en dar desarrollo y oficialidad a la prescripción enfermera que en 2006 recogía la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios. Doce años en los que por el Paseo del Prado han desfilado ministros de Sanidad de PP y PSOE que no han acertado a poner de acuerdo a médicos y enfermeros para dar forma a esta necesaria norma. María Luisa Carcedo, con la herencia recibida de su breve predecesora Carmen Montón, ha logrado entrar en la historia ministerial con este hito en apenas un mes. 

Pero detrás de la guinda puesta por la asturiana este viernes hay muchas enfermeras y enfermeros, médicos y médicas que han trabajadoestos años codo con codo y que sabían por su quehacer diario en beneficio del paciente que había que cristalizar por fin este paso. Más allá de amagos de plantes enfermeros ante la vacunación en temporadas de gripes; más allá de que algún dirigente pretérito de la Organización Médica Colegial (OMC) no quisiera quedar señalado por sus compañeros; más allá de un sinfín de excusas que algunos poderes ponían para no dar a estos profesionales sanitarios la seguridad jurídica total en el desempeño de sus funciones. Era obligado hacer justicia en el Boletín Oficial del Estado (BOE) al trabajo enfermero. 

El paso dado este viernes por el Gobierno de Pedro Sánchez pone a España, por fin, al nivel de los sistema de salud más desarrollados del planeta en este sentido. Por lo arduo del camino, con múltiples obstáculos políticos que han entorpecido la marcha, es momento de acordarse de quienes lo han recorrido incansables: l@s propi@s profesionales enfermer@s, y sus líderes profesionales. Su presidente actual Florentino Pérez Raya y su antecesor en el cargo, Máximo González Jurado son la referencia ineludible. González Jurado es sin duda el padre de esta reivindicación y de que se plasmara en la famosa Ley del Medicamento. También la vicepresidenta Pilar Fernández les ha acompañado en el viaje. Como tantos otros dirigentes enfermeros, también del sindicato Satse. Incluso tratándose de un editorial en un medio de comunicación, hay que mencionar al periodista Iñigo Lapetra que como ‘dircom’ del Consejo General ha estado esta docena de años persiguiendo este objetivo. 

No hay que olvidar tampoco la figura de Serafín Romero al frente de la OMC. Su talante no ha sido el de sus predecesores ante la posibilidad de que los enfermeros indicaran dentro de su ámbito competencial. El sevillano ha estado a la altura del colectivo al que representa, porque el médico de a pie que convive a diario con enfermería en centros de salud y hospitales de toda España sabe cuál es la realidad de la asistencia. Y también un recuerdo para el secretario general de Sanidad socialista José Martínez Olmos, para la diputada Conxita Tarruella, y directores generales como Agustín Rivero, Carlos Moreno y el actual, Rodrigo Gutiérrez, que trabajaron con mayor o menor éxito en este avance, pero que lo intentaron. 

Seguro que muchos de estos protagonistas están repasando hoy con nostalgia su particular regreso a Ítaca, identificándose con las palabras del poeta («pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias»). Ahora queda tarea en el horizonte, pero se abordará con la sensación de que comienza una etapa más fraternal para médic@s y enfermer@s. En la mesa del Ministerio de Sanidad esperan más retos que llevan años encallados como la reforma de la formación especializada o el registro de los profesionales, aguardando a que nuevos profesionales sanitarios deseen volver a enrolarse hacia Ítaca y que haya una ministra o un ministro que quiera seguir haciendo historia en el Sistema Nacional de Salud.

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