«No hay futuro en la sanidad sin enfermeras en puestos de responsabilidad»

Redacción Médica entrevista a Florentino Pérez Raya tras la creación de la Dirección General de Cuidados en varias CCAA

Cuatro comunidades autónomas ya cuentan con la figura del director general de Cuidados. Un cargo gestor que ha mejorado la visibilidad de la profesión en cargos diretivos. El Consejo General de Enfermería, de la mano de su presidente Florentino Pérez Raya, ha querido evaluar esta situación con Redacción Médica y sus grandes beneficios para el Sistema Nacional de Salud (SNS). Esperando que más comunidades autónomas se unan a esta inciativa -e instando al Ministerio de Sanidad a que implante una enfermera jefe-, Pérez Raya incide: se necesitan más enfermeras en los cargos directivos.

Tras las elecciones municipales y regionales, Asturias, La Rioja y Castilla-La Mancha crearon la figura del director general de Cuidados. ¿Tienen constancia de alguna otra CCAA que esté estudiando su implantación?

Lamentablemente no. Son pocas las comunidades autónomas que han tomado esta iniciativa. También lo hizo en su día Andalucía, situando al frente de la Dirección General a una persona, que respetamos, pero ajena totalmente a la profesión enfermera. Hay que recordar que esta profesión tiene como competencia esencial -reconocida por la ley- la dirección, evaluación y administración de cuidados. Confiamos en que este proceso que ahora se inicia sirva de espejo para aquellos consejeros que, habiéndose comprometido incluso en campañas como Nursing Now, todavía no han dotado a la Enfermería de este rol de liderazgo.

La política sanitaria no se construye a base de fotografías, ni de discursos floridos que hablan repetidamente de la Enfermería como una profesión emergente. Ya no estamos en ese tiempo.  La política moderna e innovadora se construye adoptando medidas eficaces y de futuro y, como se reconoce en todos los lugares donde la sanidad está a la vanguardia, no hay futuro sin una enfermera en puestos de responsabilidad. Yo estoy seguro de que los responsables de la gestión sanitaria en todas nuestras comunidades autónomas terminarán por descubrir la idoneidad de delegar responsabilidades políticas en las enfermeras españolas. Le aseguro que es cuestión de tiempo porque no se puede marginar de los órganos de decisión a quienes soportan una gran parte del peso del sistema sanitario y le proporcionan un elevado porcentaje de satisfacción a los usuarios del mismo.

¿Qué beneficios va a acarrear la puesta en marcha de esta figura en estas CCAA?

Vivimos en un momento de cambio de paradigma: hemos pasado “del curar al cuidar”. Y es tan clara esta necesidad que, quien no quiera verlo, nos aboca a un futuro muy incierto sobre todo si tiene alguna responsabilidad en la planificación sanitaria de este país. Por eso, esa misión le corresponde exclusivamente a la enfermera como “profesional legalmente habilitado”. Es quien ha adquirido los conocimientos y aptitudes suficientes acerca del ser humano, de sus órganos, de sus funciones biopsicosociales en estado de bienestar y de enfermedad, del método científico aplicable, referido a la prevención de la enfermedad, recuperación de la salud y su rehabilitación, reinserción social y/o ayuda a una muerte digna.


«La inclusión de una enfermera en este puesto tendrá un impacto decisivo en la calidad, la seguridad de los pacientes y la excelencia de la práctica clínica» 

¿Quién debe gestionar los cuidados? ¿Quién tiene por su propia esencia la misión de cuidar de forma integral a las personas en términos de salud? ¿Quién puede garantizar esta visión holística del ser humano? Naturalmente la enfermera porque además es lo que constituye su naturaleza específica y la esencia de su profesión y de su cuerpo de doctrina. Por lo tanto, no parece discutible que estos aspectos deban estar en manos de estos profesionales como no parece discutible que una Dirección Médica, en su caso, lo estuviera en manos del médico.

Les aseguro que la incorporación de esta visión a la planificación, la gestión y la política sanitaria tendrá un impacto decisivo en la calidad, la seguridad de los pacientes y la excelencia de la práctica clínica. Cuestiones tales como la humanización de la asistencia se verán extraordinariamente reforzadas por esta perspectiva enfermera en los puestos de decisión, aumentará la calidad percibida que ya esta en un 90 por ciento de satisfacción por parte de los pacientes y se producirá, ya se lo adelanto, un incremento en la eficacia, la eficiencia y la efectividad del sistema sanitario.

Tengo una confianza absoluta en la idoneidad de estas, todavía incipientes, experiencias puestas en marcha por consejeros valientes e innovadores que han sabido apreciar la necesidad de introducir una “mirada enfermera” en la gestión de sus servicios regionales de salud.

¿Están manteniendo reuniones (desde el Consejo o los colegios autonómicos) para que se conozca esta figura directiva y sus beneficios?

Nuestros presidentes de Colegios y de Consejos Autonómicos mantienen una comunicación permanente con sus respectivos consejeros de Salud. Muchos de ellos han suscrito, como lo ha hecho el Ministerio de Sanidad, los compromisos derivados de la campaña mundial Nursing Now, uno de los cuales es precisamente el incorporar a las enfermeras en los órganos de decisión.

Qué más podemos exigir de las distintas administraciones que no sea el cumplimiento de estos compromisos y su lealtad institucional con toda una profesión que no necesita demostrar a estas alturas lo mucho que ha contribuido, contribuye y contribuirá siempre a la excelencia de nuestro sistema. Digo sistema sanitario y no solo Sistema Nacional de Salud porque también deben sentirse interpelados en este asunto los gestores de la sanidad privada a la hora de contar, de manera creciente, con esa “mirada enfermera” en la toma de decisiones.

No se me olvida la encuesta que, desde el Consejo General de Enfermería, realizamos para sondear a nuestros profesionales sobre el impacto de la disminución salarial que soportaron los empleados públicos con motivo de la crisis económica. Y no se me olvidará nunca porque comprobé, con verdadero orgullo, como más del 95 por ciento de los enfermeros y enfermeras españoles asumían una disminución del 15 por ciento de su salario si, con ello, se mantenían los mismos niveles de calidad asistencial que han caracterizado siempre a nuestro Sistema Nacional de Salud. Creeemos que todo ello es el aval suficiente, pero aun así seguiremos manteniendo reuniones.  


«Cuando en foros internacionales me preguntan por la influencia de nuestra enfermera jefe siento verdadera vergüenza»

Además de un director general de cuidados en cada CCAA, Enfermería lucha por una figura así en el Ministerio. De cara a las próximas elecciones generales del 10N… ¿trasladaran su petición a los diferentes grupos políticos?

Realmente, en relación con este asunto, no hacemos otra cosa que reivindicar lo que ya es una realidad en una gran cantidad de países del mundo y que, tal vez con una denominación algo anacrónica en nuestro contexto, se denomina “enfermeras jefe” de los Ministerios de Salud. Puedo decirle que cuando participo en un foro internacional y se me pregunta -cosa que ocurre con frecuencia-, por el papel y la influencia de nuestra “enfermera jefe” en el Ministerio de Sanidad, siento verdadera vergüenza.

Naturalmente hablaremos con todos y con el nuevo gobierno de este asunto, pero vuelvo a recordar que ha sido la actual ministra de Sanidad la que ha firmado con nosotros la constitución del grupo nacional Nursing Now que prevé, entre otros extremos, la consideración de estos temas… Por lo tanto, no hay mucho más que añadir. En mi opinión, una Dirección General de cuidados es asimilable a este rol internacionalmente reconocido. En definitiva, de lo que se trata es de que los cuidados enfermeros tengan una voz autorizada en las administraciones sanitarias y, para dar ejemplo, el primer lugar en hacerlo debería ser el propio Ministerio de Sanidad. Estoy convencido de que la actual ministra en funciones, que ha trabajado de cerca en equipo con muchas enfermeras debe entender la idoneidad de esta figura. Lo contrario me sorprendería muy negativamente.

De ser así, ¿esperan que este compromiso se lleve a cabo o por este ministerio o por el que le suceda tras las elecciones? ¿Esperan que se apruebe esta figura antes (por ejemplo en el próximo Consejo Interterritorial planteado en la primera quincena de octubre) de la convocatoria electoral?

Poner fecha a las decisiones políticas no es mi misión. Además, sería temerario hacerlo y, con toda seguridad, erraría. Lo que esperamos es que el Consejo Interterritorial, el actual Gobierno o el que venga, tenga la sensatez necesaria -que deberíamos suponerle de antemano- para que, en el momento que proceda hacerlo, las enfermeras tengan su sitio en el organigrama del Ministerio.

Cada día que pasa sin que una voz enfermera autorizada esté presente en el día a día de los órganos de decisión es una oportunidad que se pierde en la mejora del Sistema Nacional de Salud. Por lo tanto, la fecha será aquella en la que alguien descubra o admita, de una vez por todas, que la profesión enfermera es una profesión autónoma, al servicio de la sociedad y que se ocupa del cuidado de las personas veinticuatro horas al día durante los 365 días del año.

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