LABORATORIOS ARGENTINOS TRABAJAN EN UN SUERO PARA MITIGAR EL HANTAVIRUS

El instituto Malbrán firmó un convenio con una empresa especializada para desarrollar el producto, que podría salvar a más infectados. Hasta el momento, no hay una vacuna o tratamiento específico contra el virus.

El brote de hantavirus que tiene como epicentro la ciudad chubutense de Epuyén es el más importante de los últimos 20 años, con 28 casos confirmados y diez muertes. Tiene además una particularidad que preocupa a los médicos: se trasmite de persona a persona. Algo que hasta ahora no ocurría. Es un salto cualitativo que multiplica el riesgo de la patología, con un alto nivel de mortandad.

Hasta el momento, no hay una vacuna o tratamiento específico contra el virus, que en el caso de la cepa andina tiene una letalidad de hasta 40 por ciento y 50 por ciento.

Hay sin embargo una esperanza que podría nacer en laboratorios argentinos. Científicos locales buscan desarrollar un “antisuero” terapéutico contra el virus, según anticipó el diario Perfil. El 18 de diciembre, autoridades de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Carlos Malbrán firmaron un convenio con la empresa argentina de biotecnología Inmunova para avanzar en las primeras investigaciones.

“Nuestra idea es que si podemos desarrollar un anticuerpo potente contra el virus y aplicarlo en forma temprana podríamos intervenir en la enfermedad y evitar el desenlace fatal”, explicó a Perfil Fernando Goldbaum, director del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (Leloir- Conicet) y uno de los fundadores de Inmunova.

En Chile, desde hace varios años se viene probando el suero de pacientes convalecientes, una estrategia muy similar a la que se utiliza en Argentina para la fiebre hemorrágica argentina, como estrategia de protección parcial contra la enfermedad. “Eso significa que si uno prepara anticuerpos con una alta capacidad neutralizante contra el virus podría, aplicándolo en una ‘ventana’ adecuada —por ejemplo en un brote a todos los contactos de personas infectadas—, aminorar los efectos de la enfermedad”, sostuvo el investigador.

El acuerdo de cooperación público-privado busca potenciar esta línea de investigación y desarrollar una estrategia que permita salvar vidas. El Laboratorio Nacional de Referencia para Hantavirus, que dirige la doctora Paula Martínez, cuenta con una gran experiencia y conocimiento acerca de la naturaleza de los hantavirus. Allí se secuenció el virus “Andes” y se postuló muy tempranamente la posibilidad de transmisión persona a persona, que es lo que finalmente ocurrió con el brote actual.

Además, el laboratorio cuenta con un modelo animal de la enfermedad y la capacidad técnica de cultivar e inactivar hantavirus en instalaciones con alto nivel de bioseguridad.

En cuanto a Inmunova, la empresa de biotecnología desarrolló un medicamento innovador que podría transformarse en el primer tratamiento para evitar la progresión del síndrome urémico hemolítico (SUH). Se basa en la generación mediante ingeniería de proteínas de un agente inmune que induce la formación de anticuerpos contra la toxina causante de esta enfermedad. En el sitio web se afirma que “Inmunova es una empresa de biotecnología argentina dedicada a la investigación y el diseño de una nueva generación de medicamentos destinados a la salud humana y animal. Inmunova cuenta con distintas tecnologías que ha desarrollado en colaboración con Conicet. Sus plataformas tecnológicas son útiles para el diseño de vacunas profilácticas y terapéuticas, así como para la presentación de antígenos al sistema inmunológico”.

“La idea es utilizar una estrategia similar a la que empleamos con el SUH. Si el inmunógeno es bueno y protege en un modelo animal, lo que hacemos —junto al laboratorio Biol— es inmunizar caballos y obtenemos un ‘antisuero’ y un producto derivado de ese antisuero. En el caso de hantavirus, podemos comparar el nivel de protección en modelos animales que produzca el suero de caballo con la protección que producen los sueros de pacientes convalecientes”, explicó Goldbaum. “Creemos que podemos generar una ‘prueba de concepto’ clara para ver si esto funciona o no en uno o dos años”, agregó el investigador del Conicet y copropietario de Inmunova.


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