Es una jornada festiva en la que es costumbre hacer regalos a los niños en recuerdo a los presentes (oro, incienso y mirra) que supuestamente llevaron unos magos de Oriente.
Cuenta la historia que, siguiendo una estrella, Melchor, Gaspar y Baltasar -los tres Reyes Magos- llegaron al lugar exacto donde estaba el pesebre en el que se encontraba el recién nacido Jesús. Arribaron con regalos para quien sería el futuro rey de los judíos: oro, incienso y mirra.
Según la tradición que alcanzó hasta el siglo XXI, ese hecho tuvo lugar hace más de 2.000 años, justamente un 6 de enero. Por eso, en esa fecha se conmemora la visita de los Reyes Magos en países como España, México, Uruguay, Argentina, Italia y partes de Alemania, entre otros.
¿Pero es posible afirmar con certeza que el evento ocurrió tal como lo cuenta la historia? Después de todo, 20 siglos no son poca cosa. ¿Puede ser que, con el paso del tiempo, el relato haya sido «aderezado»? ¿Es posible que nunca haya ocurrido? ¿Se trata sólo de un mito?
El punto de partida es el Evangelio según Mateo, escrito en griego. Allí, por primera vez se menciona el episodio. Pero la narración que aparece en la Biblia es un poco vaga, lo que se presta a múltiples interpretaciones y genera opiniones encontradas.
BBC Mundo conversó con algunos expertos para tratar de descubrir los mitos y las realidades detrás del Día de Reyes. Haga clic en las preguntas de abajo.
¿Eran reyes?
En su texto, Mateo habla de «Magoi», plural para magos en griego: «Cuándo nació Jesús, unos magos se presentaron en Jerusalén».
Antonio Piñero, catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid que estudia la lengua y la literatura del cristianismo primitivo, explica que en la época de Jesús esa palabra tenía dos significados.
Según Boulton, lo importante del relato es el mensaje que quiere transmitir.
«Se refería a quienes practicaban la hechicería blanca o negra. También era el término técnico para expresar la orden sacerdotal del culto de Zoroastro, que tuvo sus inicios alrededor del siglo VI a. C.».
Según Piñero, esto indica que, en el mejor de los casos, los visitantes fueron sacerdotes muy importantes y no monarcas.
Una teoría que explica por qué se empezó a hablar de reyes en algún momento de la Edad Media y la Moderna se relaciona con las obras de arte de pintores tan importantes como Sandro Botticelli, Giotto, Leonardo da Vinci, Filippo Lippi, Diego Velázquez, Peter Paul Rubens y El Bosco, quienes plasmaron la escena de la adoración de los reyes.
«Los nobles de la época empezaron a ver la conveniencia de representar a reyes rindiendo tributo a Jesús porque así se los identificaba con ellos, les daba prestigio y los mostraba como piadosos», afirma Giovanni Bazzana, historiador y catedrático de la Escuela de la Divinidad de la Universidad de Harvard.
También tiene un significado político de legitimidad: el derecho de ser rey es para un cristiano», añade Bazzana.
¿Es posible seguir a una estrella?
Según el relato de Mateo, al encontrarse con el rey Herodes los magos dijeron: «Hemos venido a adorar al rey de los judíos porque vimos su estrella en el cielo».
La escena de la adoración de los reyes ha inspirado a muchos artistas.
Pero hay un detalle que no encaja. «Las estrellas no se mueven, sirven para orientarse y saber dónde está el norte o el sur; son como una especie de brújula», afirma Christine Allen Armiño, investigadora del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
«Es cierto que hay fenómenos astronómicos extraordinarios, como un cometa, o particularmente brillantes, como la conjunción de varios planetas. En ambos casos hay movimiento, pero muy sutil para ser captado desde la Tierra sin instrumentos. La única forma sería comparar la posición del fenómeno en relación con las estrellas, que están fijas en un punto concreto. Pero es muy difícil, porque obviamente no se ve como una flecha en el cielo».
La posibilidad de que fuera un cometa es un dato curioso para la astrónoma, ya que en la Antigüedad se asociaban con catástrofes, plagas y fenómenos negativos.
Otro ingrediente interesante es que, según Piñero, hay documentos que hablan de una conjunción entre Júpiter, Saturno y Marte alrededor del siglo VII a. C.
«Por eso, algunos escritos podrían haber referido que, en torno del nacimiento de Cristo, hubo un fenómeno luminoso muy llamativo y a partir de ahí, se creó la leyenda».
¿Cuántos eran y cómo se llamaban?
Mateo nunca hace referencia al número de magos ni a sus nombres. Pero la mayoría de los especialistas coincide en que se asumió que eran tres por los tres regalos que el evangelista sí menciona. Algunos sostienen que en el siglo V d. C. el papa Leon I el Magno estableció esta convención.
A los magos se los identificó con los representantes de los tres continentes conocidos hasta ese momento
Matthew Boulton, Universidad de Harvard
Con respecto a los nombres, tanto Piñero como Bazzana coinciden en que Melchor, Gaspar y Baltasar empezaron a aparecer en diferentes escritos entre los siglos IV y VII d. C. En esa época también se encuentran algunas alusiones a sus vínculos con la realeza. En ocasiones se habla de monarcas persas y árabes, en otras de un rey indio.
«En la época medieval, el mensaje de universalidad y de que el mundo reconocía a Jesús como el mesías implicó que a los magos se los identificó con los representantes de los tres continentes conocidos hasta ese momento: Europa, África y Asia», comenta Matthew Boulton, teólogo de la Escuela de la Divinidad de la Universidad de Harvard.
¿De dónde vinieron y cuánto tiempo viajaron?
Lo único cierto, según Mateo, es que los Reyes Magos provenían de Oriente. Esto significa que pudieron haber salido de Babilonia o Arabia.
Bazzana explica que la palabra «Magoi» sugiere que llegaron desde Persia. «Esto coincidiría con la percepción griega de la época, según la cuál los orientales tenían un conocimiento excepcional sobre cosas esotéricas, sobre las estrellas y la naturaleza».
Para Piñero, el episodio es inverosímil.
La imprecisión sobre el lugar de origen de los magos dificulta el cálculo del tiempo que tomó su viaje. En la época, el trayecto desde «Oriente» podía tomar entre tres semanas y tres meses, dependiendo del punto de partida. Personajes importantes viajaban en carruajes guiados por caballos o mulas.
Como referencia, entre Teherán y Tel Aviv hay unos 1.600 kilómetros de distancia, lo que equivale a un viaje de Moscú a Berlín que, en avión, duraría casi tres horas.
A todo esto debe añadirse el debate sobre el momento en el que los protagonistas de la historia comenzaron su trayecto. Según algunos expertos, fue el mismo día del nacimiento de Jesús, la fecha en la que apareció en el cielo el fenómeno astronómico. Pero para otros, todo empezó mucho antes.
Entonces, ¿existieron o no?
Para Piñero, el episodio de los Reyes Magos es una tradición folclórica y popular que carece de fundamento, pero era muy creíble en la época. «Yo creo que no existieron porque la historia tiene inverosimilitudes intrínsecas y está en conflicto con otras narraciones evangélicas».
El académico explica que, en el resto de los evangelios del Nuevo Testamento, los personajes se comportan como si no tuvieran idea de lo que ocurrió en Belén, «lo que además hace pensar que la historia de los magos fue añadida cuándo el texto ya estaba terminado, porque no había información sobre el nacimiento de Jesús».
El Día de Reyes se celebra en países tan diversos como República Checa, España y México.
El otro elemento con el que argumenta su posición -y que es compartido como Bazzana- tiene que ver con el rey Herodes. «Siendo Herodes lo despiadado que era, es muy difícil imaginárselo como un tonto, como aparece en este relato. ¿Cómo no hizo que unos espías siguieran a los magos?», se preguntan ambos.
Otro detalle importante es que la matanza de los niños, que ocurrió cuando Herodes descubrió que los Reyes no regresaron a verlo después de haber conocido a Jesús, no aparece en ningún otro documento, pese a que Herodes es uno de los personajes más conocidos de la historia antigua debido a la cantidad de fuentes que hablan sobre su vida.
Sin embargo, Boulton afirma que ésta no es la manera de «analizar» la historia. «Es imposible probar que ocurrió o que no ocurrió. La importancia de este relato tiene es el mensaje que quiere transmitir y su significado».
Para el teólogo, «el mensaje es que Jesús llega inadvertidamente, que las primeras personas en reconocerlo son los extranjeros, no su propio pueblo, que estaba allí para todos y que apareció para acabar con el status quo y cambiar las cosas radicalmente».
Fuente en ingles : https://www.bbc.com